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sábado, 7 de junio de 2014

La inmensa frustración de un sueño no cumplido

Por Mauricio Jaramillo Mutis
Por estos días en los que todo el planeta habla de Brasil 2014, yo evito el tema. Es curioso, pues un amante empedernido del fútbol como yo, que además vive de él, debería  hablar segundo a segundo del máximo  evento de este deporte a nivel global. Pero no es así, acá les explicaré el porqué. 

En el 2008, empecé mi vida en los medios de comunicación. En esa oportunidad, entré a trabajar en la Radio, con Esteban Jaramillo, en el programa el Gran Debate de Todelar. Después de esa experiencia, enriquecedora y divertida, di el saltó a la Casa Editorial El Tiempo, en donde hice mis prácticas profesionales en www.futbolred.com 

En esa época de El Tiempo, pleno 2010, me tocó vivir el mundial de Sudáfrica y trabajar junto a otros compañeros recibiendo toda la información que nos mandaban los corresponsales que el periódico había mandado a tierras africanas a cubrir el evento. La verdad, fue fascinante vivir esa experiencia, pues fue cubrir un mundial como principiante, sin necesidad de viajar a la sede donde se jugaba el torneo.

Después del trabajo en Futbolred, tuve la gran oportunidad de trabajar con la Fifa en el Mundial Sub-20 Colombia 2011. Ahí, fui attaché de Colombia (Hasta que Eduardo Lara me corrió por miedo a que le filtrara alguna información) y Nueva Zelanda. La verdad, fueron unos días increíbles.
Sorteo oficial del Mundial Colombia 2011 en Cartagena. Ser parte de la organización del único mundial hecho en mi país fue un orgullo. 

Por último, el año pasado me abrieron las puertas en el Diario La Opinión, de Cúcuta, en donde tuve oportunidad de viajar a Argentina y a Barranquilla para cubrir partidos de eliminatoria de la selección Colombia. 


 En Barranquilla, frente a Chile, viví la primera parte del sueño. Estar presente el día que Colombia volvió a celebrar la clasificación a un Mundial. 

Esto lo cuento porque de todo este proceso nace dicha frustración. Desde el 2010, que pude tener mi primer contacto directo con un mundial de fútbol, mi meta y gran sueño fue ir a Brasil, pero no como hincha, sino como periodista. A decir verdad, el sueño parecía lejano y duro de conseguir, pero jamás pensé que fuera a ser imposible. 

Los años fueron pasando y como siempre en la vida, las cosas fueron sucediendo. Mientras todos mis amigos, e incluso familiares, compraban felices sus tiquetes aéreos y las entradas a los partidos en Brasil, yo tuve que pensar en otros planes, a futuro y por mi bien, y sacrificar un sueño que desafortunadamente no pude cumplir. 

Por cuestión de papeles no puedo viajar por el momento, por lo que el sueño, seis meses antes, se derrumbó sin piedad como un castillo de naipes. Por eso, la verdad, y a pesar del furor que despierta en mi el mundial y, en especial, la selección, le perdí todo el entusiasmo a este mundial. Creo que los que me conocen me entienden y saber la frustración de la que hablo.

A decir verdad, esta Copa del Mundo, que era la de disfrutar, la de ir por la cercanía, la de aquí al lado, pasó a un segundo plano para mí. Por primera vez desde 1990 no llené el Panini (Me lo llenó mi hermano en Colombia, pues los tengo todos desde 1982). Por primera vez desde 1998 no haré pollas (Apuestas, porras, quinielas). Por primera vez desde que tengo uso de razón (1990) no siento esa emoción de que arranque el mundial.

Solo esperaré a que ruede la pelota y estoy seguro de que la magia del fútbol, lo bonito del deporte y lo brutal de la competencia en un mundial me harán cambiar de parecer y empezaré, en este medio, a hablar de Brasil 2014. Algo que por ahora y debido a mi gran frustración e impotencia prefiero no hacer. 

PD: Desde ya, el sueño será ir a Rusia 2018 como periodista. Ojalá en cuatro años no esté poniendo un post con el título: La frustración de un sueño no cumplido (Parte II).

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